El Sistema Yaracuy celebró este 12 los 41 años con ocho conciertos

Hace 41 años en Caracas, nació un proyecto para sembrar orquestas en el país, su agricultor José Antonio Abreu, quien escogió un 12 de febrero dedicado en Venezuela desde 1947 a conmemorar la gesta del joven José Félix Rivas, quien en 1814 junto a otros,  defendió la plaza de La Victoria,  de las tropas españolas, para ofrecer el primer concierto.
            Y este 12 de febrero, Día de la juventud venezolana, antes de la cuatro de la tarde, más de cien niños, adolescentes y jóvenes agrupados en dos de las tantas agrupaciones sinfónicas que existen en territorio yaracuyano, trajeados de blanco y negro arribaron al Teatro Rafael Zarraga, en Cocorote, con el propósito de celebrar los 41 años de El Sistema de coros y orquestas infantiles y juveniles de Venezuela.
            En las afueras del teatro, el público hacia su respectiva fila cola, en espera de que las puertas del recinto se abrieran, para entrar y esperar.  Sonrisas y  saludos estuvieron presentes, y en el ambiente se podía sentir el entusiasmo y las ganas de la gente de presenciar la función.
            Casi a las cinco de la tarde, cuando los músicos montados en el escenario habían terminado un último repaso a las piezas musicales, cuando cada quien estaba sentado en su butaca, apareció trajeado de blanco, Diego Guzmán.
            Un guariqueño asentado en esta tierra, quien dio la bienvenida, habló del motivo del concierto,  al igual que en todas las funciones recomendó apagar o poner en vibración el celular y anunció el repertorio, pues no hubo programa de mano. El alto costo del papel, de la tinta, en general de la impresión  ha hecho que en los últimos conciertos no haya programa de mano.
            Con un fuerte aplauso, luego de que la concertino, Mariana Atria,  una intermediaria entre el director y la orquesta, se encargara de la afinación, los asistentes recibieron al director invitado de la Orquesta sinfónica infantil de San Felipe, Marcos Caldera, uno de los directores de la nueva generación, dentro de la música sinfónica, que dirige el Ensamble de metales.





            Así comenzó el concierto con “Nabucco” (1842)una ópera en cuatro actos con música del compositor italiano Giuseppe Verdi (1813 –1901) y libreto de Temístocle Solera (1815 - 1878), basada en el Antiguo Testamento y la obra Nabuchodonosor de Francis Cornue y Anicète Bourgeois, y de la cual interpretaron la Obertura,  que destaca el tema central que lleva hasta la ribera del rio Éufrates y el célebre “Va pensiero” y de seguidas el poema sinfónico “Finlandia” (1899) del compositor finlandés Johan Julius Christian Sibelius (1865 – 1957).



            En la tercera interpretación, el director Caldera  dio un saludo al público, y anuncio los restantes temas del mexicano Arturo Márquez (1950) como lo son  “Conga del fuego nuevo” (1999) una obra de gran alegría y llena de ritmo, para celebrar el cambio de milenio y “Danzón No 2” (1994, dedicado a su hija Lily Márquez).
REGRESO A LAS MIL Y UNA NOCHE
            En la segunda parte del concierto,  subió la Orquesta sinfónica de la juventud yaracuyana, la selección de adolescentes y jóvenes de otros núcleos, que luego que el concertino Rafael Sira hiciera su trabajo, bajo la batuta de Diego Guzmán, se prepararon para interpretar una pieza del ruso Nikolái Andréyevich RimskiKórsakov (1844 -1908).
            Batuta en mano el joven Guzmán, antes de iniciar,  además de explicar sobre la pieza, solicito un minuto de silencio para dos pilares de El Sistema como lo fueron Luisa Acosta, coordinadora del núcleo Nirgua y Alonso González del núcleo Albarico, recientemente fallecidos.
             La  agrupación musical, vestida en traje de gala, fue conducida al lejano oriente, a India, Persia, Siria, China y Egipto,  a los días de “ Sheherezade”  una suite orquestal de 1888, inspirada en la recopilación de cuentos “Las mil y una noches”.
            Explico Guzmán, que consta de cuatro movimientos: El mar y el barco de Simbad, el segundo, El cuento del príncipe Kalender, el tercer movimiento, El joven príncipe y la joven princesa y el último movimiento en el que se suceden el Festival de Bagdad, El mar y el barco se estrella contra las rocas. Una obra con la voz de Sheherezade  con solos de violín, con flauta, oboe y clarinete para acompañar a Simbad en un tumultuoso mar.




        












    Cuando terminaron, el público se puso de pie y aplaudieron con euforia al maestro, quien con una reverencia agradeció a los presentes y a los músicos el  gesto. Pero no terminó ahí, porque cuando pensaban que habían finalizado, invitó a la Orquesta sinfónica juvenil de San Felipe, a subir de nuevo al escenario para interpretar  juntas y bajo la dirección de Celso Pérez a  “Venezuela” (1980) de Pablo Herreros y José Luis Armenteros, dos españoles que no la conocían. 
            Rafael Gutiérrez, coordinador general de El Sistema en Yaracuy, informó que también este 12 se dieron conciertos en los núcleos de Aroa, Yaritagua, Boraure, Independencia, Chivacoa, Sabana de Parra y dos en Cocorote, pero a lo largo del mes de febrero  seguirá la celebración con las diferentes agrupaciones que forman Fundamusical Simón Bolívar- Yaracuy.

            La Orquesta sinfónica de la juventud yaracuyana  y la Orquesta sinfónica juvenil de San Felipe,   están adscrita  al Sistema de coros y orquestas sinfónicas infantiles y juveniles de Yaracuy de   la Fundación Musical Simón Bolívar (Fundamusical Simón Bolívar) ente rector del Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, adscrita al Ministerio del Poder Popular del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela

Comentarios