Mucaf se llena de color con “El diseño de la salsa vol.2”



Una exposición realizada en la Universidad Nacional Experimental del Yaracuy, organizada por los docentes de la cátedra de Ilustración y diseño editorial del  tercer año de Diseño integral 2015 ,salsa Vol. 2 se encuentra en la sala 1 del Museo Carmelo Fernández en el complejo cultural Andrés Bello en San Felipe. 












La exposición, que ha recorrido varios espacios, recogió carátulas de discos de salsa en su primera edición, y esta es una selección de los mejores rediseños o reinterpretaciones de portadas originales de LP, elaborados por los estudiantes.
Expresa el cartel de pared a cargo de Alejandro Calzadilla que “Junto a la música, se desarrolló también una industria discográfica, y en función de ella, el arte de diseñar discos; en especial, la creación de sus carátulas se convirtió en un oficio necesario. La industria del disco signó buena parte de la cultura popular de masas del siglo XX, legando en muchos casos alguna de las imágenes más importantes que componen hoy por hoy el imaginario visual colectivo. Por ello, muchas cubiertas de discos son tenidas hoy como objeto de culto y fetiche de gran valor por coleccionistas y melómanos”.



Las paredes y paneles colocados en la sala 1 lleno de color albergan alrededor de unas 60 carátulas de discos de Roberto Rodena, Héctor Lavoe, Willie Colon, Federico y su combo latino, Sonero Ponceña, Ray Barreto, Dimensión Latina, Ruben Blades, Fania Star, Gran combo de Puerto Rico, Oscar de León entre otras que fueron rediseñadas .
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Texto de sala
Mucha música ha sonado desde que, en 1966, el Combo de Federico Betancourt publicara, aquí en Venezuela, el LP titulado Llegó la salsa. Nadie imaginó que aquello, más que el título de su disco, se convertiría en el presagio del inicio de una nueva época sonora y cultural para todo el Caribe.

En medio de aquella convulsa década del 60, revuelta por cambios socio­culturales y políticos, emergió clara y rotunda la voz de la juventud del barrio latino. Desde ese momento, y en poco tiempo, la salsa se convirtió en el discurso común y uno de los elementos aglutinantes de la comunidad cari­beña, siendo ésta la columna vertebral de buena parte del devenir musical de la región. Así, la salsa llegó y se quedó con nosotros para siempre.
 Junto a la música, se desarrolló también una industria discográfica, y en función de ella, el arte de diseñar discos; en especial, la creación de sus carátulas se convirtió en un oficio necesario. La industria del disco signó buena parte de la cultura popular de masas del siglo XX, legando en muchos casos alguna de las imágenes más importantes que componen hoy por hoy el imaginario visual colectivo. Por ello, muchas cubiertas de discos son tenidas hoy como objeto de culto y fetiche de gran valor por coleccionistas y melómanos.
 Lamentablemente, no siempre la labor del artista gráfico, llámese diseña­dor, ilustrador o fotógrafo, fue reconocida y debidamente recompensada por una industria que privilegió, casi siempre, la venta y el negocio por sobre cualquier otra cosa.
 En la esfera local, saltan a la vista notables excepciones como el caso del sello YVKCT, fundado en Caracas en 1977, que fue responsable, entre otros, de los primeros discos del Sonero Clásico del Caribe y el Trabuco Venezolano, verdaderas joyas tanto por música y diseño, como por el respe­to y reconocimiento en los créditos a todos los involucrados en su creación.
 Sin embargo, esa no fue la suerte que corrieron la mayoría de los LPs editados en nuestro país entre los 60's y 80's. Durante estos años, la autoría de muchos de sus creadores gráficos quedó rigurosa y sospechosamente oculta: ignorancia de los mercaderes del disco, omisión involuntaria, menosprecio por el trabajo del diseñador o simplemente “precaución comercial” por motivo de derechos de autor. Algún día lo sabremos
 Por eso, esta singular muestra gráfica, El diseño está en salsa, que pre­senta hoy PDVSA La Estancia con el trabajo de 66 nóveles diseñadores venezolanos, sirve también como reconocimiento y llamado de atención sobre aquellos diseñadores y artistas gráficos que, aún desde el anoni­mato y ocultos bajo las capas negras de los acetatos, lograron perpetuar su obra en las carátulas de los discos, no sólo de salsa, sino de toda nuestra música en general.

Alejandro Calzadilla
2016

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