Pasión llanera galardonada en el Joropazo en Chivacoa
La Feria del maíz, es un evento para promocionar el grano
dorado en el valle medio del Yaracuy, en Chivacoa, capital del municipio Manuel
Ezequiel Bruzual, nació hace varios años en la década de los noventa del siglo
pasado, y a medida del correr de los años se le han incorporado nuevos
elementos, uno de ellos el Joropazo.
El Joropódromo o Alpargatazo como recientemente
se le ha rebautizado en otros lugares del país a esta actividad, se realizó
este 30 al aire libre y se desarrolló en
el marco de la Fiesta del maíz.
De carácter competitivo, el primer
lugar lo ocupó Pasión Llanera, de Barinas, que recibió 25.000 bolívares; el segundo lugar fue para la
Corporación cultural cabresteros, del Inírida (Colombia), con 15.000 bolívares
y el tercer lugar dotado con 10.000 bolívares la agrupación Romance y joropo de
Arauca (Colombia).
Fue una competencia que consistió en un recorrido por avenidas y calles de Chivacoa,
bailando joropo, a partir de una coreografía grupal estructurada con pasos
tradicionales de este ritmo, pero incorporando elementos creativos en la forma
de ejecutarlos, y partió desde la redoma de La Peñita a lo largo de la avenida, nueve cruzo en la calle 16 a tomar
la avenida ocho y subir en las cercanías de la plaza Bolívar, donde se dio la
presentación de dos minutos de las agrupaciones participantes, en medio de un
torrencial aguacero.
Bajo la lluvia hicieron su
presentación las representaciones de bailadores, de ellas dos de Colombia (Arauca y Guainia) y
del país de los estados Portuguesa, Miranda,
Barinas y Yaracuy. A lo largo del recorrido, en la presentación en la calle y
en la noche sobre la tarima del Paseo Maisanta antes Paseo del maíz, fueron
evaluados por un jurado compuesto por un
jurado con Antonio Pérez, Joelmar Jiménez y Yusman Patiño.
En Venezuela, el Joropódromo, vino de
Colombia y se realizó inicialmente en
Guasdualito, de allí a Elorza (Apure) donde se incorpora a las fiestas en honor
a San José, organizado por Ramón “Moncho” Ojeda, con el objeto de desarrollar
los pasos considerados tradicionales
como la zambullida del güiro, el pecho y cola, el cruzao, el enyugado y
el valseado, entre otros pues en los pueblos cercanos hay coreografías en la ejecución del baile.
Sobre el Joropódromo hay posiciones
encontradas en relación a la valoración de su ejecución expertos, académicos,
docentes e intérpretes lo catalogan como deformador de las tradiciones, otros
lo favorecen como una forma de mantener vivo el joropo entre la gente joven,
por serles más atractivo.
Existe todavía la noción de que es
necesario conservar inmutables las expresiones tradicionales en el tiempo, con
la finalidad de protegerlas de influencias foráneas y así evitar que
desaparezcan en su forma original. Una inquietud inicialmente académica, pero
que luego fue incorporada por comunidades enteras, el eterno dilema lo puro vs lo
contaminado que por mucho tiempo ha predominado en la escena a la hora de
investigar y hablar sobre las tradiciones venezolanas.
Ayer mismo, entre los presentes se
oían los comentarios “ Eso no se baila así, El traje es muy corto. Tiene mucha coreografía”
CASI DOS KILOMETROS DE JOROPO
En el Año nacional del joropo, declarado
Bien de interés cultural y que tiene entre sus objetivos difundir las diversas variantes del joropo,
sus intérpretes, compositores, sobre el negro asfalto de las calles de
Chivacoa, las parejas bailaron al compás de pajarillos, gaban periqueras entre
muchos ritmos de joropo, con figuras como valseaos, escobillao, trapiche,
zapatiao entre otras.
Desde el llano de Barinas, la ciudad
marquesa, estuvo la Escuela Al ritmo del folklore, con seis
parejas con dirección de Yanira Rivero quien dijo que llevan siete años
de vida, funcionan en su casa y atienden a más de 85 personas de lunes a
viernes de dos de la tarde hasta las
nueve de la noche, divididos en el grupo preinfantil, infantil, adolescentes, juvenil
y sin apoyo de entes oficiales fijo. De la misma ciudad estuvo, la agrupación
Pasión llanera, con Luis Linares, como director.
También del alto llano, de Ospino en
Portuguesa, estuvo la Escuela de los Hermanos Piña, con Silvino, quien perteneció
a otra y ahora es director quien comentó
que llevan un año de vida, funcionan en
su casa, sin apoyo oficial y vinieron 8 parejas de adolescentes y dos infantil.
Imparten clases desde las dos hasta las cinco de la tarde, de lunes a viernes
con apoyo de su hermana.
Desde el centro, de Miranda de Santa
Teresa del Tuy, estuvo Jenny Reina con
la Fundación cultural académica Zapateo de mi tierra, con cinco meses de vida
dedicados al joropo central o mirandino, pero aprenden el llanero en el grupo La soga del cabrestero, del estado
Miranda con Antonio Pérez.
Ensayan en su casa y atienden a 40 personas
y es la primera vez que participan fuera y en un Joropazo, Joropódromo, carecen de apoyo de entes
oficiales con rifas pudieron recolectar el dinero para venir a la Feria del
maíz.
De la misma localidad estuvo La soga
del cabrestero, con Antonio Pérez un apureño que habita en Caracas y lleva la
Escuela de Santa Teresa, que no entro en la competencia y se hizo presente con
seis parejas con un traje con los colores de la bandera. Comento que
llevan diez años de vida, han graduado a
cinco grupos que han regado el joropo por distintos estados.
De Yaracuy, donde no existe tradición
de joropo recio, también estuvo Danzas Génesis, de La Trilla en el municipio
San Felipe con Flor Escalona como directora, y desde la capital de la jurisdicción de José Vicente Peña, Danzora Escuela de joropo, con dirección de Edanil
Rojas con Ebert Puertas y Zulimar García, sus facilitadores. Este joropazo fue
su debut pues llevan tres meses de trabajo y mostraron 14 parejas.
Del vecino país Colombia, estuvo la
Corporación cultural cabresteros, que hacen vida en Inirida en el departamento de Guainia, cuya frontera
por el oriente es el estado venezolano de Amazonas, con seis parejas, las
jóvenes con trajes muy coloridos en azul y plateados,
muy cortos, muy abombados con mucho faral en la parte inferior de la falda, que
contrastaba con el traje de los yaracuyanos.
Llevan diez años de vida, ensayan en su casa, sin
apoyo fijo solo eventuales, atienden a más de 350 personas en grupos a partir de los tres años hasta los
60, divididos en siete niveles. Bajo la rienda de Joel Silva, tres personas
dirigen la corporación desde la mañana
hasta las siete de la noche y explica que sus egresados enseñan joropo en otras
localidades como Casanare, Arauca, Villavicencio
Otra agrupación fue Romance y joropo
de Arauca, Colombia, que limita al norte y al este con Venezuela, con dirección
de Rudy Correa, que dijo que tienen nueve años de vida y estuvieron en la Feria
del maíz con seis parejas, funcionan con grupos por niveles con 60 personas,
ensayan en un lugar arrendado.
La Fiesta del maíz, concentra otro festival
dedicado al canto y a este baile llanero, para niños como lo es el Festival voz infantil Mazorca
de Oro, que culminó este 31.
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