2 diciembre Romería del Niño de los cachitos

 



En el marco de la fiesta patronal dedicada a San Francisco Javier, en la comunidad del mismo nombre en el municipio San Felipe, cada 2 de diciembre se celebra la última misa de la Novena dedicada al santo.

En los años 80 del siglo pasado, con motivo de celebrar la rehabilitación de la capilla donde se celebraba el velorio al Niño de los cachitos cada 24 de diciembre.

La actividad de entrega de la capilla a la comunidad fue un 2 de diciembre y por tal motivo se realizó una romería, que ha quedado   entre los habitantes.

La imagen del siglo pasado, salía en romería desde el mes de octubre o noviembre, por los caseríos cercanos y regresaba el 24 de diciembre para el velorio y el 25 recorría el pueblo. Con los años desaparecieron el cargador y los ayeros y con ellos la romería.

En este 2 de diciembre desde sus inicios, luego de la misa , se cumple un recorrido por la comunidad acompañado del grupo Luango, a la llegada a la capilla la imagen recibe los cantos de agrupaciones musicales.

Pero cada 25 de diciembre se festeja el nacimiento del  Niño Jesús.

 TESTIMONIO DE FE

La romería y Velorio del Niño de los Cachitos forma parte de la tradición navideña yaracuyana, enclaustrada en lo que quizás fue parte de un territorio de una misión capuchina, una de las tres fundada en el bajo Yaracuy y que hoy forma parte del municipio San Felipe.

A la misión de San Francisco Javier de Aguas Culebras, en el siglo XVIII, fueron traídos indígenas capturados en las llamadas “entradas”, realizadas por los misioneros con ayuda de los hombres del cercano pueblo de Cerritos de Cocorote.

Durante estas entradas los capuchinos arrancaban a los indígenas en los llanos y los obligaban a abandonar su tierra y su familia, y se dedicaron a cultivar la hacienda de cacao propiedad de los misioneros.

 Años después, Juan Pablo Sojo, a principio del siglo XX, en un viaje de estudios a la zona, infiere que los cachos utilizados hoy día son un reemplazo del uso de guaruras conseguidas mediante el canje con comunidades cercanas al mar, y la imagen del Niño de alguna deidad que los indígenas adoraban.

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