8 enero 1855 . Muere José Joaquín Veroes
Nacido en el cantón de San Felipe, Provincia de Venezuela,
fue procreado por la esclavizada Antonia Veroes (o Berois) de origen africano
nacida en Curazao y traída por el magistrado Agustín Rafael Álvarez de Lugo,
abogado, político y justicia mayor de San Felipe, para realizar labores dentro
de la casa.
Bajo el cuidado del Justicia Mayor, él joven José pudo
asistir a la escuela elemental de los padres dominicos y adquirir conocimientos
que luego le serían útiles en su vida. Teniendo alrededor de 16 años, se
presentó el jueves Santo de 1810 a la Iglesia de San Felipe El Fuerte con una
vestimenta que no le correspondían de acuerdo a la clase social a la que
pertenecía, por lo que el hijo del Alférez Real de la ciudad le recriminó para
que se la quitara de inmediato y José Joaquín Veroes le respondió con una
bofetada. Esta situación le trajo como consecuencia la posibilidad de morir,
por lo que huyó hasta llegar a El Tocuyo, actual Estado Lara.
El zambo sanfelipeño
El valor de José Joaquín Veroes fue reconocido en las
Batallas de Pedregal, Sabaneta de Carapa, Cañizos, San Antonio y Chivacoa, lo
que le valió el ascenso a cabo y posteriormente a sargento. Pero fue durante la
Guerra a Muerte donde en verdad mostró sus habilidades en el campo de la
guerra, logrando derrotar la hueste invasora comandada por Domingo de
Monteverde, lo que le permitió ascender al rango de subteniente por su alto
espíritu militar y valentía, y con seguridad también por el hecho de saber leer
y escribir desde su niñez en la escuela regida por sacerdotes dominicos en su
ciudad natal, gracias al apoyo del Justicia Mayor del lugar Rafael Álvarez de
Lugo, para quien trabajaba su madre Antonia Berois.
En este punto el hijo de Antonia Berois, apellido original
del prócer sanfelipeño descendiente de la gente de ébano africano, ya tenía un
lugar bien ganado en las filas patriotas, y luego de su participación en el
encuentro bélico de Puerto Cabello, comandado por Luciano D´Elhuyar, en 1814,
le otorgan el grado de teniente; un hecho nada fácil para un zambo, la unión de
un indígena con una afrodescendiente, pues aunque los grupos de color fruto de
la mezcla de blancos, aborígenes y negros, denominados Pardos, no estaban en la
condición de gente esclavizada, tampoco podían ocupar cargos de importancia en
el ámbito social, eclesiástico, militar y político, precisamente por las
limitaciones impuestas en la época colonial.
Veroes regresó a su lugar de origen luego de la disolución de
la Gran Colombia; un zambo con la jerarquía de coronel, tan sencillo como
humilde con su pensión de oficial retirado del Ejército Libertador.
Y en su pueblo murió, el 8 de enero de 1855 a los 66 años, se
dice que muy pobre abrazado a un dibujo de Simón Bolívar, quizás recordando los
días de gloria entre balas, pólvora, gritos y relinchos.
San Felipe, Yaracuy y Venezuela honraron la memoria del
ilustre sanfelipeño al trasladar sus restos al Panteón Nacional, el 16 de
diciembre de 1942. Prensa
Conadecafro Conadecafro/ER.
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