“Longanizo” un apodo para burlarse de Simón Bolívar

 




Indalecio Liévano Aguirre escribe sobre Simón Bolívar”  El 8 de mayo de 1830, después de despedirse de Manuela Sáenz, abandona a Bogotá camino de Cartagena, no sin que en una de las calles de la capital un grupo de exaltados se alineara a su paso para gritarle con acento desafiante y soez: ¡Longanizo!, aplicándole el epíteto con el cual se calificaba a un loco que por aquellos días vagaba por las calles disfrazado de militar (…) se veía obligado a abandonar la capital acompañado de un silencio hostil sólo interrumpido por aquellos gritos

 Y “Longanizo” es un texto unipersonal de Néstor Caballero, que este jueves 15 presentò la Compañía municipal de teatro de Yaritagua, bajo la dirección de  Roberto Valecillos, en la sala del Teatro Jacobo Ramírez, en la zona cultural de San Felipe.

El autor, plantea un argumento con un Simón Bolívar en su último día de vida, pero no retratado como el héroe de cinco naciones, sino por el contrario como un humano, un ser imperfecto.

Al respecto dice el director, que habla de los últimos días de El Libertador y el hilo conductor son sus amores, una obra que desmitifica a Bolívar. Es un hombre, no un militar. De la obra cuenta que es su octava función estrenada en el 2020 con Hebert Tovar.

Inicia la obra, Bolívar escribiendo a su madre, y  va viajando por su memoria y comienza con el recuerdo amoroso de su esposa María Teresa. Luego el personaje sigue su viaje en la memoria y recuerda el momento en que en Perú las limeñas no quisieron bailar con el general Flores únicamente por ser un pardo, así que Bolívar (Longanizo) molesto por esta actitud frente a un hombre que lo había dejado todo por liberar aquel pueblo se dirige al general: […] General Flores, para mí sería un honor que me invitara a bailar.  

En este viaje por la memoria, llega  el recuerdo de Manuela, Magdalena a quien llama Madamita y que fue la última mujer buscada por él antes de llegar a Santa Marta.

Al final de la obra, el personaje cuenta la anécdota de un pobre hombre, un demente que llamaban Longanizo, que vivía en la plaza mayor de Bogotá, Colombia y de cómo en los bajos fondos políticos de la época Bolívar era llamado de esa manera a modo de burla.

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