Cirila Jiménez bailadora de joropo de la montaña y portadora del patrimonio inmaterial





Desde hace dos años vive en el barrio El Calvario de Nirgua. Al morir su esposo Pedro, sus hijos no quisieron que se quedara en el caserío ,perdido en la montaña, aunque tres de ellos viven allí” yo no salgo, me puedo perde, no conozco el pueblo y a ellos (los hijos),no les gusta que salga sola” comenta Cirila Jiménez.

Cirila es delgada con sus cabellos cortos, con su vestido rosado en tela bordada en florecitas muy menudas, madre de doce hijos, seis hembras y seis varones que vinieron al mundo atendidos por la abuela paterna, tres fallecieron pequeños “ese es el capital que me dejo el esposo mío y es una gran cosa todos están pendiente de mi”

Hoy, vive en su casita que compró hace muchos años, para cuando bajara de la montaña. Nació en las cercanías del lugar, en un sector llamado Cogollal, allí fue a la escuela y recibió enseñanzas de la maestra Coinda Rodríguez, pero no aprendió “no agarraba el libro porque me ponía hacé oficio”. Después, la familia se trasladó a La Macariera y de allí a Campoamor.

Recuerda, que junto a su familia llego al caserío cuando tenía 15 años, con su papá José Jiménez, su mamá Lucía Quiróz y sus seis hermanos. Primero, se fueron unos compadres, la familia de Simón Beltrán con los hijos” ellos se fueron alante y después nosotros” Cuenta Cirila, que anteriormente el caserío era muy bonito y todavía lo es, la gente se levantaba muy de mañanita comía, agarraban su machete y se iban al conuco y aun es así.

En el conuco se siembra caraota, maíz, yuca, ñame, cambur, ocumo y en la cosecha eso era lo que se comía, y todavía es así. Pero junto al conuco que proporcionaba lo básico, existían sembradíos de café “yo iba a Cerro e´paja, a recoge café, yo me levantaba a las tres y media de la madruga porque es demasiado lejos nos íbanos a pie. Pa´recogelo uno se amarraba un canasto en la cintura y agarraba el ramo y lo vaciaba. Después que estaba medio, porque el piso era bromoso pa´pisa iba lo vaciaba en una lona en el piso y volvía otra vez. En la tarde, lo median pa´pode paga. Pagaban semanal y por caja, eran una cajas de madera (almuh), y ahí se media. Yo le trabajaba a Simón Beltrán”
Al terminar la cosecha del café, se ponía un baile un día sábado y amanecían hasta el domingo. Después de la cosecha, se dedicaba a los oficios de la casa hasta los 18 años cuando se caso con el hijo del dueño de la hacienda.

Pero cualquier día también era bueno para bailar, y allá en la montaña aprendió en casa de Nicolás López y Remigio López ”que ponían unos bailes muy buenos y amanecíanos, allá aprendí la mazurca, polka, fandanguillo, el joropo jorconeao y el propio. En la casa mía bailábanos tos los sábado pero después que Pedro(su esposo), enfermó nos vinimos. Ahora los hijos míos son músicos y mis nietos semos siete parejas”
Un casrio lleno de mucho añor
Campoamor, es un caserío en la parte montañosa del municipio Nirgua. Caminos escabrosos conducen a el, después de tres horas de viaje desde la capital” eso era muy mal había caminos que hacíamos a pico y pala, después hicieron la carretera en tiempos de Pérez Jiménez.”
Antes se bajaba al pueblo y a la mitad estaba la posada de Juan de Mata, ahí los viajeros pernoctaban y al otro día se reanudaba la marcha. Se llegaba al pueblo, se vendía lo que se llevaba, se compraba y se devolvían y pasaba otra vez la noche en la posada, hasta regresar al caserío.
Hoy día, dos rutas conducen a Campoamor, una por El Caliche en el municipio Bruzual que demora hora y media y la otra ruta es Paracal- Botalón –Cogollal.En Campoamor, el polvo de sus caminos tiñe de color tierra los cabellos, muy cerquita se deslizan las aguas de la quebrada del mismo nombre, que no llega por tubería a las casa.

Por eso existen nueve pozos, de unos tres metros de profundidad, que permanentemente tienen agua y los pobladores, latas en mano la llevan a sus hogares, para el consumo, para bañarse y lavar van a la quebrada. Algunos vecinos por medio de una manguera la llevan por gravedad el hasta sus vivienda y pueden almacenarlas en pipotes.

En Campoamor tampoco hay cloacas, solo letrinas y recientemente en dos casas colocaron pocetas, a las cuales hay que vaciarles un balde lleno con agua de los pozos.En la noche, las luces de lámparas de kerosene y velas titilan en cada hogar, quienes tienen posibilidades de adquirir pilas o plantas, toman agua fría, usan ropa planchada y oyen las emisoras locales, pues las altas montañas no permiten que otras ondas se metan en las casas.

La capilla dedicada a la Virgen del Carmen, hace mucho que desapareció. La imagen original es propiedad de Celestino Piñero, después, hace como seis años a la vecina Cirila Giménez, le regalaron una virgen de yeso y a esa le hacen fiesta el caserío.

En Campoamor, hay unas diez casas, construidas con técnicas tradicionales, techo a dos aguas, paredes de bahareque, y unas cuatro de reciente construcción en adobe , también había una bodega, la de Cirila y vendía de todo, “tenia jabón, caramelo, azúcar, sal compraba aquí en el pueblo”
La casa más grande y que destaca entre todas, es la escuela que ahora llega hasta cuarto año, pues paso a ser un Liceo Bolivariano donde acuden los niños, niñas y adolescentes de los caseríos más cercanos como Cogollal y Buria.

Por no existir electricidad, recientemente la Fundación de Informática y Telemática adscrita al Ministerio de Educación del Poder Popular para la Educación y el Deporte, instaló un panel solar para que los estudiantes pudieran disfrutar de la tecnología. Y allí cada mañana, por grupos se sientan ante el teclado para trasladarse a otro mundo.
Cirila, paso más de 50 años en Campoamor. No volverá a vivir en la montaña, donde dejo parte de su vida y sus recuerdos.

El joropo de la montaña
En Yaracuy, existen hasta ahora variantes de joropo, el de las montañas altas como el de Campoamor, llamado jorconeao y el de los valles o Baile de arpa. Una mujer, que ha conservado y transmitido el joropo de la montaña a su familia ha sido Cirila, por eso, en el reciente certamen para seleccionar a lo seis portadores del patrimonio inmaterial, fue elegida en la categoría de Danza y teatro.

Cirila, fue seleccionada por el Comité municipal de Nirgua, como portadora de patrimonio inmaterial en el certamen convocado y organizado por el Instituto de Patrimonio Cultural del Ministerio del Poder Popular para la Cultura.

Luego, en el certamen estadal, fue ratificada y reza el acta levantada por el jurado que es “Exponente de la danza popular yaracuyana, mujer que a sus setenta y ocho (78) años constituye un testimonio excepcional para la reconstrucción y conservación del joropo jorconeao, singular expresión del joropo nacional en situación de extinción, aposentado desde hace ochenta años en las más altas serranías de Nirgua a 1.200 metros de altura, en una pequeña comunidad denominada Campoamor. En esta mujer reconocemos además, una guía con certera visión que le permitió transmitir la esencia y valor del joropo jorconeao, la mazurca, polka y fandanguillo a toda su familia Beltrán-Méndez, hijos y allegados”.
El joropo “se baila pa´los laos, brincaito” dice Cirila, y se acompaña de bandolin, cuatro y guitarra.
Lisbella Paéz
Fotos Carlos Zerpa

Comentarios

  1. Muchas Felicidades a mi Prima Cirila...... Le deseo el mayor de los exitos y que me siento muy orgullosa de que el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela Presidida por mi Comandante Hermoso Hugo Rafael Chávez Frías el Gran Reconocimiento a través del Ministerio del Poder Popular para La Cultura...... Gracias Mil Gracias por el Reconocimiento...... Hasta la Victoria Siempre.....

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