Orquesta de la Juventud Yaracuyana en los 100 años de la iglesia adventista

Los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día colmaron el domingo 8 la Plaza Arena, en Barquisimeto aun cuando un gran letrero dice que el lugar se llama Complejo Ferial Bicentenario, para celebrar sus cien años en Venezuela.
Aproximadamente unas ocho mil personas se congregaron en un acto en el cual se oró por la paz de Venezuela y se proyectaron videos de los pioneros, los primeros predicadores que trajeron el mensaje al país y explico el pastor Williams Gómez, coordinador general del evento, que el 1º de agosto de 1910 llegaron por primera vez a esta tierra los adventistas, que hoy suman unos 250 mil en toda Venezuela.


El mismo, se inicio a las nueve y media de la mañana con la interpretación del cuarto movimiento de Sinfonía Nº 9 Op. 125 en re menor es la última sinfonía completa del compositor alemán Ludwig van Beethoven.

Explico, Diego Guzmán, director de la Orquesta de la Juventud Yaracuyana , que es una de las obras más trascendentales, importantes y también popular en toda la música clásica, su último movimiento es un final coral sorprendentemente inusual en su época que se ha convertido en símbolo de la alegría y la libertad.



La orquesta formada por piccolo, flautas, oboes, clarinetes, fagots, contrafagot, trompas, trompetas, trombones; timbal, bombo, platillos, triángulo; cuerda violines I y II, violas, violoncelos y contrabajos; el cuarteto de solista integrado por la soprano, Thais Vergara; mezosoprano, Vanessa Ramírez; tenor, Adelmo Jiménez y barítono, Gustavo Castillo y un coro compuesto por el Coro de la Orquesta Sinfónica de Yaracuy,el de Nirgua, y Yaritagua, dirigidos por Pedro Parra, Edgar Quiñonez respectivamente y en este concierto bajo la batuta de Guzmán dieron solemnidad a la apertura

Agrego que “este último movimiento surge de la necesidad de resolver un dilema que siempre había tenido, quizás por su sordera, pues era muy apático hacia las personas, sin embargo allí refleja la alegría”
En esta obra clásica en la que se ha dado peso a la cuerda pero también al metal e incluso a la percusión, también conocida como Sinfonía coral, culmina con la Oda a la Alegría obra escrita por el poeta Friedrich von Schiller en 1785 y ha pasado a ser el Himno Europeo .



.¡Oh amigos, cesad esos ásperos cantos!
¡Entonemos otros más agradables y
llenos de alegría!
Alegría, alegría!

¡Alegría, bella chispa divina,
hija del Elíseo!
¡Penetramos ardientes de embriaguez,
¡Oh celeste, en tu santuario!
Tus encantos atan los lazos
que la rígida moda rompiera;
y todos los hombres serán hermanos
bajo tus alas bienhechoras.




.Solo de Cuarteto de voces y Coro

Quien logró el golpe de suerte,
de ser el amigo de un amigo.
Quien ha conquistado una noble mujer
¡Que una su júbilo al nuestro!
¡Sí! que venga aquel que en la Tierra
pueda llamar suya siquiera un alma.
Pero quien jamás lo ha podido,
¡que se aparte llorando de nuestro grupo!

Solo de Cuarteto y Coro

Se derrama la alegría para los seres
por todos los senos de la Naturaleza.
todos los buenos, todos los malos,
siguen su camino de rosas.

Ella nos dio los besos y la vid,
y un amigo probado hasta la muerte;
Al gusanillo fue dada la Voluptuosidad
y el querubín está ante Dios.



Solo de Tenor y Coro Masculino

Alegres como vuelan sus soles,
A través de la espléndida bóveda celeste,
Corred, hermanos, seguid vuestra ruta
Alegres, como el héroe hacia la victoria.

Chorus

¡Abrazaos Millones de seres!
¡Este beso al mundo entero!
Hermanos, sobre la bóveda estrellada
Debe habitar un Padre amante.

¿Os prosternáis, Millones de seres?
¿Mundo presientes al Creador?
Búscalo por encima de las estrellas!
¡Allí debe estar su morada!



Señala la página www.dw-world.de/dw/article que La partitura original de casi 200 páginas, es una de los tesoros más preciados del la Biblioteca Nacional de Berlín, en donde se encuentran también originales de Bach, Mozart y Mendelssohn Bartholdy. Para el director de la biblioteca, Graham Jefcoate el manuscrito de Beethoven es una joya especial pues ninguna otra obra musical ha tenido tanta difusión e impacto como la sinfonía en re menor, Opus 125. Comisión Alemana de la UNESCO


La partitura original escrita entre 1822 y 1824 se encuentra casi completa en la biblioteca situada en la alameda Unter den Linden. Sólo dos páginas del segundo tiempo se encuentran en la casa en la que nació el compositor, en la ciudad de Bonn y tres folios del final en la Biblioteca Nacional de París. El manuscrito original está repleto de tachaduras y enmiendas y por lo tanto resulta difícil de leer, por lo que especialistas lo han copiado en limpio.
Después de la muerte del compositor en 1827, la partitura original pasó a manos de su biógrafo Anton Schindler, y en 1846, primero sólo en partes, pasó a posesión de la Biblioteca Real de Berlín. Fue en 1901, cuando la casa editorial Artaria entregó el resto de la partitura a la Biblioteca, cuando el original volvió a estar completo.
Para protegerlo de las turbulencias de la guerra, que la Biblioteca Nacional de Prusia dividió la partitura en tres partes y la ocultó en 1941 en diversos puntos de la ciudad de Berlín, para reducir el riesgo en caso de pérdida. Fue hasta 1967, después de enconadas disputas que las partes vuelven a quedar en manos de la Fundación de Patrimonio Prusiano, en Berlín Occidental. El mismo año el gobierno polaco entregó a la desaparecida RDA la parte faltante. La Novena volvía a estar unida en una ciudad, pero fue hasta 1989, después de la caída del Muro de Berlín cuando volvió a quedar unida en una sola nación
El manuscrito de la obra completa se encuentra registrado en la Memoria del mundo de la UNESCO y el pasado 2001 esteban Buch escribió el libro, La novena de Beethoven donde analiza la pieza” se compuso en 1824, y desde entonces ha sido la obra musical con mayor éxito político en Occidente, hasta el punto de que su Oda a la alegría fue designada himno oficial de Europa. Desde el nacimiento de los himnos nacionales en la modernidad y desde la construcción, a lo largo del siglo pasado, del mito de Beethoven , familias políticas de diversa índole e incluso antagónicas-desde los republicanos franceses a los nacionalsocialistas alemanes-han usado del final de la Novena; y hoy, en una trama política cada día más compleja, parece erigirse como símbolo integral europeo de un proyecto compartido que, a la estela del texto de Schiller -«todos los hombres serán hermanos»-, apunta hacia una antigua utopía de fraternidad.
Otro tema interpretado por la agrupación musical fue el Himno de la batalla de la republica, de Williams Steffe mejor conocida como Gloria gloria aleleuya, y cerró con el Aleluya ,del oratorio del Aleluya de Georg Friedrich Händel, en estas piezas, se incorporo el coro de las iglesias adventistas provenientes de varios estados.

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