Fragmentos de Víctor Silva
El artista plástico, quien labora en la extensión educativa del museo de Arte contemporáneo en Caracas, expresa que “son una serie de pequeños relatos con los cuales elaboro una obra de compuesto muchos fragmentos y ellos son relatos han sido almacenados en mi viajar entre Carora y Barquisimeto, he tomado como experiencia ese desplazamiento a pie, en carro, en moto, y atrapo esas sensaciones. Luego voy al taller y no pinto el paisaje visto al natural sino que establezco un distanciamiento y solo lo que ha quedado en mi memoria lo plasmo en cada uno de los módulos que componen una obra.”
En la muestra se exponen 11 obras algunas son, Aregue, Desprendido de la serranía, Era un camino que bajaba, Comienzos artísticos, Rayas de lagartijas, En un país de verano, Entre tanto verano.
En ellas resaltan los colores rojos, azules, que al decir de Silva surgen del distanciamiento y le agrega la emotividad del momento, porque alguien dijo que “De Carora nadie se va”.
La exposición está acompañada por un desplegable escrito por las estudiantes de arte Geneviesh Casanovay Bárbara Bolívar ,quienes resaltan “La emoción del artista influencia al pincel, cargándolo de pigmentos vivos, saturados, vibrantes y contrastados, así como también con tonos característicos de la aridez de las tierras caroreñas, fusionando su paisaje interior con el exterior. Abstrayendo aparentemente el paisaje, mas su búsqueda se orienta hacia las formas pregnantes, que permiten la múltiple interpretación del espectador”
Mientras que Albeley Rodríguez, quien destaca el modo en que el artista explora la pintura: “El reconocimiento de dos naturalezas, la de afuera y la adentro, puede verse modificado, inexorablemente, por una cultura visual acostumbrada a otros medios como son el video, el cine y la Tv. Así, el tratamiento de la fragmentación plástica en yuxtaposición, a veces sutiles y otras más evidentes, proyectan la cada vez más rápida simultaneidad con la que la memoria va almacenando y mezclando sensaciones que pasan de lo visual al alma y viceversa”.
A la investigadora, además, le llama la atención que las obras consigan proyectar de manera simultánea, lo vivido, lo recordado y lo contado: “La pintura de Víctor Silva tiene la virtud de abrir la posibilidad de sensibilizarnos acerca de la relatividad de lo evidente y del transcurso del tiempo (…) de aquello que es resultado de lo vivido pero que no permanece puro, sino que ha sido arrastrado por el torrente impredecible de la imaginación, invitándonos a perder el miedo por explorar sobre ese suelo que quizás sólo hasta entonces permanezca infértil, el de nuestros más lejanos y polvorientos desiertos interiores”.
LA TRAYECTORIA DEL PINTOR
Egresado del anterior Instituto Armando Reveron, próximo a obtener su grado de profesor del Instituto Pedagógico de Caracas, Silva, comenta que empezó a los once años pintando paisajes cuando se inicio con David “cacheton” Dorante y al año siguiente mostro su trabajo en una colectiva. A los 19 expuso en Valencia, con obras paisajísticas al natural pero ahora pinta lo que siente y piensa, “solo que todo lo meto en un mismo cuadro”.
Entre sus profesores menciona a Marcial Hernández, Tejada. Las obras expuestas, han sido vistas en otros museos en forma parcial, es la primera vez que se juntan.
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