Niño de los Cachitos colectivo de tradición que lucha por sobrevivir
La Navidad, es una festividad religiosa para celebrar el nacimiento de Jesús. Cuentan los textos bíblicos que con motivo de un censo decretado por el emperador Cesar Augusto, el carpintero José y su esposa María tuvieron que ir a censarse en el pueblo de Belén.
Pero había tanta gente, que no encontraron posada y algún posadero les preparo un lugar en el establo junto con los animales y allí en un pesebre nació Jesús, El Mesías.
Y cada 25 de diciembre se revive la celebración de su nacimiento.
Y allí en San Javier, en el municipio San Felipe, muy temprano, este 25 como es tradición salió a recorrer las calles del pueblo, el Niño de los cachitos.
Nadie sabe como llego la imagen, solo que se encuentra en el templo y antes salía en romería por diferentes poblados acompañados de su ayero y los músicos y regresaba al pueblo el 24 para el velorio y el 25 para el recorrido.
Este 25 desde las siete de la mañana salió por el barrio Fray Marcelino de San Vicente, el casco central del pueblo. Jovita Mendoza con su campana indicaba el inicio y el fin de la visita a cada casa. Lo acompañaba un tambor, un cuatro, un par de maracas, el chineco de media luna y los cantores y por supuesto tres cacheros que son niños del pueblo. Y no podían faltar los cohetes.
Pero los cachos son nuevos y al decir de Jovita, no tienen buen sonido, apenas se estrenaron este pasado 2 de diciembre, porque los otros los prestaron a la escuela del pueblo y los perdieron. Por eso las cosas del Niño no pueden prestarse.
Y el Chineco fue recuperado por el entusiasmo de Dany Romero, que confecciono uno parecido al descrito en el libro Instrumentos musicales de Venezuela, luego de un recorrido realizado por Angelina Pollak-Eltz , por San Javier.
En el casco del pueblo se visitaron las casas y primero entraba el ayero con el nicho con el Niño con su traje nuevo, le seguía la cajera que portaba una pequeña cajita marrón confeccionada en madera con una hendidura para echar el dinero, sea moneda o billete y cuya tapa la sella un pequeño candado. Luego se acomodaban los músicos que algunas veces improvisaron cuartetas.
Antes, hace cinco u ocho años era común que en cada casa, los anfitirones brindaban hallacas, dulces, bebidas a los parranderos, pero este 25 apenas, echaban un billetico o alguna moneda y en una cesta que cargaban alguien colocaba harina de maíz, verduras. Esta era para el sancocho que estaban preparando en algún fogón de algún solar en el pueblo.
Otros además, del dinero, le regalaron a los músicos una botellita, pero muy pocos vecinos tenían obsequios para los parranderos, que este año fueron muy pocos y la afluencia muy escasa.
Y a diferencia, del recorrido que se hace el 2 de diciembre, que no guarda relación con esta del 25, a la primera asiste mucha gente.
Esta romería fue implantada por los años 80 con motivo de que este día se inauguró la capilla del Niño de los Cachitos que ayer permaneció abierta para recibir a su huésped al caer la noche, antes de regresarlo a la iglesia.
Las celebraciones de acontecimientos como la Navidad, son motivos que unen y permiten compartir y comunicarnos de manera grata y positiva y transmite de generación en generación la tradición.
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