Elsy Loyo cuenta bajo un aguacate en La Ermita versiones del mito de María Lionza
Con el cambio de Huso horario, a las siete de la noche ya toda la negrura de la noche cubre el
cielo. Y este 30 en La Ermita del municipio Cocorote, no fue la excepción.
Y en un
patio bien limpio, con el monte al ras, los vecinos abrieron un camino iluminado con unas improvisadas lámparas. El
fondo de botellas plásticas para refrescos y dentro unos velones, que las
protegían del viento, y sirvieron para
guiar al público asistente al lugar de la presentación.
Y es que
bajo una frondoso árbol de aguacate, con el concierto de grillos y un suelo terroso
Elsy Loyo representaría el unipersonal “Emaru: el camino en ofrenda a María Lionza” en el marco de la
celebración de los 28 años de la Agrupación Teatral Coordinación.
Es esta una
iniciativa del grupo teatral, presentar obras en los patios de las casas, ir a
comunidades lejanas para que la gente conozca de teatro. A la función
asistieron niños, adolescentes, se mezclaron grandes y pequeños, unos con
zapatos, otros en chancletas, unos en pantalones, otros en shores.
Es esta una
comodidad que les brinda que los grupos vayan hasta su comunidad. Y se acercaron
al patio que de por sí ya tiene una historia. Hace muchos años, pero
muchos años allí apareció un duende. Y
contaron esa noche, que el duende era muy feo, chiquito, con sombrero.
De repente llego una
voz y cantando, envuelta en un traje rosado con farales en su falda,
apareció la actriz en una corta presentación,
allí mismo delante del público se desvistió y quedo en un camisón, le
dio paso a un personaje que conto como nació la diosa Yara que se perdía entre
la selva, entre los caminos y las brumas de la montaña ante la persecución de los conquistadores.
Según cuenta
la leyenda, cuando los españoles habían acorralado a Yara, esta subió a un
árbol muy alto, desde donde se lanzó a un pozo del río, los españoles la
creyeron muerta, y aunque esperaron ver flotar su cuerpo inerte en las aguas,
las fuerzas de la montaña la habían convertido en una enorme anaconda, una
serpiente tan grande que tenía su cabeza en un lugar y su cola en otro, y cuyo
cuerpo creció tanto que al explotar hizo desbordaran las aguas e inundaran las
poblaciones cercanas, matando así a los invasores.
Mientras
contaba, preparó un cocido de malojillo con papelón, que al final se repartió
entre los asistentes.
Otro
personaje, conto el origen del mito de una niña de ojos claros con acento
indígena, hija de un cacique que la encerró por años para que no se cumpliera
la profecía del exterminio de la tribu y la muerte de la niña. Al final la
serpiente y la inundación pusieron fin a
las comunidades cercanas.
Otro relato
habla de María de la Onza y así transcurrió una hora contando sobre el origen
del mito. “Emaru: el camino en ofrenda a María Lionza” es un texto colectivo,
que evolucionó de ser un trabajo grupal a un unipersonal bajo la dirección de
Francisco Salazar. El público de la comunidad de La Ermita, como regalo ofreció sus aplausos.
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