Entre chineco y aguinaldos el Niño de los cachitos salió por las oscuras calles del pueblo de San Javier
Como desde hace unas cuatro
décadas este domingo 2 de diciembre, la imagen del Niño de los cachitos, salió
de romería.
Aunque esta no es su fecha real,
los vecinos de este poblado, heredero de la Misión de San Francisco Javier de
aguas de culebras, la adoptó el día en que se abrió el espacio dedicado al niño
e inaugurado esa fecha con una romería. También el festejo coincide con el del
patrono San Francisco Javier, que se celebra este 3.
El espacio, no es muy grande, al
centro un altar construido con una escalera en cemento, para subirlas y
colocara al nicho. Esta vez trajeado de blanco con ribetes dorado. Este 2018 no
hubo estreno, contó Jovita, devota de la tradición, que nadie donó un trajecito,
por lo que tuvo que usar el del año pasado. Lo lavaron, plancharon y fue un
reestreno.
Muy calladito, como desde hace
muchos años, tantos que nadie se acuerda como la imagen llego al pueblo, guardado en su nicho, el Niño oyó la misa,
oficiado por un sacerdote que guarda estrecha relación familiar con la gente de
San Javier, el sacerdote Ángel Orellana.
Y al finalizar la misa, como
desde hace varias décadas, el grupo Luango, acompañó a la imagen, por las
oscuras calles del pueblo. Tan oscuro, que es de imaginarse que la gente que vive en este poblado se encierra en sus hogares muy, pero muy temprano.
El anuncio de que se acerca la romería,
lo hacen el sonido de los cachos, estos y el chineco son algunos de los elementos
que caracterizan esta manifestación cultural, que en los primeros años del siglo
XX la romería comenzaba a inicios de diciembre y recorría otros pueblos
cercamos.
Este año, se incorporó a la
romería, las voces de Hernán León, del Ensamble ICEY, en su categoría de
tradicional. La imagen, con alcancía, campanera y músicos, recibió los
aguinaldos de romería e hizo parada en algunas casas donde sus dueños
obsequiaron dulces, aunque no fue igual que en años anteriores. Fueron muchas
donde no hubo obsequio.
De casa en casa, la romería anduvo entre la oscurana hasta llegar
al local construido para el niño. Allí,
el centro lo ocupa un altar con varios escalones. En el último, se colocó el
nicho bajo las notas del aguinaldo de la colocación.
Después de la ceremonia de la
colocación, el Ensamble ICEY tuvo su presentación con una muestra de Tono y
decima dedicada al niño y en la segunda parte, interpretaron aguinaldos, gaitas
algunas coreadas por el público.(lp)
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